
Mucho se está hablando actualmente de la trombosis por motivo de la controversia suscitada con la vacuna de la Covid19 de una de las farmacéuticas que la ofrece. Y es que en diferentes países se están dando casos de efectos secundarios no deseados, muy raros pero posibles, siendo el más conocido de ellos el de la trombosis.
¿Qué es una trombosis?
Básicamente la trombosis es la formación de un coágulo en el interior de un vaso sanguíneo o cavidad cardiaca que causa una obstrucción total o parcial del sistema circulatorio, impidiendo el regreso normal de la sangre hacia el corazón; siendo uno de los causantes más usuales de infarto de miocardio, infarto cerebral, trombosis venosa, embolia pulmonar, entre otros. Esto puede dañar a varios órganos o afectar a la circulación en general.
¿Qué es la trombosis venosa profunda?
La trombosis venosa profunda implica la formación de un coágulo de sangre (trombo) en una o más venas profundas del cuerpo, ocurriendo generalmente en los miembros inferiores o la pelvis. Es una enfermedad grave que puede causar la muerte o daños permanentes en la pierna. Hay una gran probabilidad de que pueda provocar una embolia pulmonar. El 80% de los trombos se producen en el sistema venoso y suelen generarse en las piernas o ya en el pulmón, en la arteria pulmonar.
La trombosis arterial afecta a las arterias o circulación de salida del corazón, mientras que la venosa afecta a las venas o circulación de retorno.
Esto puede causar dolor o hinchazón de piernas, aunque los síntomas también pueden imperceptibles.
¿Cuáles son las causas de una trombosis venosa profunda?
Entre las causas más comunes podemos encontrar las siguientes:
- La reducción de la velocidad del paso de la sangre a través de las venas, generalmente debido a la inmovilidad, por ello es frecuente en aquellas personas que tienen la pierna inmovilizada como consecuencia de una intervención quirúrgica o lesión traumatológica. También puede ser consecuencia de un reposo prolongado al estar sentado en las largas jornadas de trabajo, en cama por motivos médicos o sin moverse durante un viaje prolongado. También puede ser causa de una trombosis venosa el haber sufrido una intervención quirúrgica previa. El tratamiento con hormonas o pastillas anticonceptivas también puede elevar este riesgo.
- Enfermedades hereditarias o adquiridas que elevan el riesgo de que la sangre no coagule fácilmente.
- Tras haber sufrido un infarto de miocardio o trastornos severos tales como la insuficiencia cardiaca, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) o tras un accidente cerebrovascular.
- Daño agudo en las venas originado por cirugías, enfermedades inflamatorias, inyección de sustancias irritantes, respuestas inmunitarias o traumatismos severos.
- La edad avanzada también es un factor de riesgo.
- El sobrepeso o el tabaquismo también pueden ser factores de riesgo.
- Haber padecido la COVID19, como ya veremos posteriormente.
Síntomas de una trombosis
La trombosis es una patología que puede aparecer en pocos días o incluso en pocas horas, generalmente en la pierna o el brazo y que normalmente se manifiesta con los tres siguientes síntomas:
- Dolor en la pierna o brazo.
- Hinchazón en la pierna o brazo y enrojecimiento.
- Aumento de temperatura en la zona dolorida.
Otros síntomas a tener en cuenta son: dificultad para respirar, dolor en el pecho, dolores de cabeza, visión borrosa, vómitos, pérdida de fuerza o sensibilidad, bajo nivel de consciencia, dolor abdominal persistente, edema, sensación de pesadez o pulso acelerado.
¿Cómo prevenir una trombosis venosa profunda?
Ante inmovilizaciones prolongadas, por ejemplo, en cama por motivos hospitalarios o médicos, es aconsejable realizar ejercicios de movimiento y masajes, especialmente en las piernas y brazos.
En el trabajo siempre es aconsejable aprovechar los descansos para levantarse y hacer leves estiramientos o andar un poco. Igualmente si vamos a hacer un viaje en avión o tren de más de 4 horas de duración, se recomienda hacer algún paseo por el pasillo y mover los pies o estirar las piernas periódicamente. Normalmente no se recomienda la toma de paracetamol, aspirina o anticoagulantes, excepto si es por prescripción médica. Como siempre, ante cualquier duda o síntoma recomendamos que consulte a su médico o farmacéutico de confianza. La detección prematura es clave.
Los trombos también se pueden desprender, parcial o totalmente, para desplazarse por el sistema circulatorio a modo de coágulo, convirtiéndose en émbolos. Cuando el coágulo viaja desde el lugar donde se formó a otro lugar en el cuerpo, se denomina embolia.
¿Qué diferencia hay entre un coágulo y un trombo?
Simplificando podemos decir que un coágulo es positivo cuando hay daño del tejido vascular, pero es dañino si se forma en un vaso sanguíneo sano, en este caso se llama trombo.
¿Diferencia entre trombosis y embolia?
El término trombosis se refiere a la presencia de coágulos de sangre los cuales pueden formarse y permanecer detenidos en un sitio de la circulación como puede ser una vena o una arteria. Por otra parte, la embolia se produce cuando el coágulo (trombo) se moviliza y circula en la sangre hacia otros sitios del organismo.
¿Qué son los émbolos? Tipos de embolias.
Principalmente podemos distinguir dos tipos de émbolos según la vía por la que viajan: los arteriales y los venosos. Aunque no todos los émbolos proceden de coágulos de sangre, como veremos a continuación también los podemos clasificar según su composición:
- Embolismo de un coágulo sanguíneo:
Los émbolos arteriales a menudo se presentan en las piernas y en los pies. Los émbolos que tienen lugar en el cerebro producen un accidente cardiovascular y los que afectan al corazón provocan un ataque cardíaco.
- Embolia aérea o gaseosa:
Corresponde a la oclusión de un vaso sanguíneo por burbujas de aire. No es frecuente, aunque se trata de una complicación de gravedad, dando lugar en algunas ocasiones a ser causa de ictus isquémico agudo. Suele desencadenarse cuando entran burbujas de gas en las arterias o se forman dentro de ellas, pudiendo provocar una lesión del sistema nervioso central con rápida pérdida de conciencia, también pudiendo incidir en otros órganos. Podemos distinguir fundamentalmente entre embolia aérea venosa y gaseosa arterial.
- Embolia grasa:
Es la obstrucción de los vasos sanguíneos por glóbulos de grasa. Está muy frecuentemente relacionada con fracturas de huesos largos y daños en el tejido blando causado por traumatismos severos.
- Embolia tumoral o émbolo metastásico:
Se trata de la propagación de un foco canceroso a un órgano distinto de aquel en que se inició, ocurriendo generalmente por vía sanguínea o linfática. En este caso el émbolo está compuesto por células tumorales agregadas a leucocitos y plaquetas, permitiendo la metástasis.
- Embolismo séptico:
Pueden ser bacterianos, micóticos o parasitarios. La embolia séptica daña a los tejidos del cuerpo de dos maneras: reducen parcial o totalmente el suministro de sangre e introducen un gente infeccioso en un sitio dañado. Fundamentalmente son consecuencia de una infección.
- Embolia de líquido amniótico:
Es una complicación obstétrica no predecible que lleva al colapso hemodinámico. Es una complicación infrecuente y grave del parto causado por la entrada de líquido amniótico a la circulación materna por un desgarro de las membranas placentarias o de las venas uterinas.
- Embolia de cuerpos extraños:
Es cuando se produce la embolia por la introducción de cuerpos extraños y externos en el sistema circulatorio.
Relación entre trombosis venosa o arterial y COVID19
Son multitud los estudios que relacionan la incidencia del coronavirus sobre el sistema cardiovascular. Y es que la respuesta inflamatoria que provoca el virus favorece la aparición de trombosis arterial o venosa y embolia pulmonar. Las trombosis, especialmente las venosas, son una de las complicaciones graves que pueden aparecer en pacientes afectados por la COVID19. De hecho el 26% de los pacientes ingresados en la UCI la sufren.
Esto es debido principalmente a la activación desmedida del sistema inmunitario en la lucha contra el virus, a la incidencia de la propia infección y también a la inmovilización de los propios pacientes en estado grave. Algunos investigadores consideran clave la administración de dosis elevadas de anticoagulantes en pacientes ingresados en la UCI.
La migración de esos trombos que se generan en las extremidades hasta el pulmón puede desencadenar una embolia pulmonar. Un paciente puede tener una trombosis venosa profunda, sólo embolia pulmonar o incluso, las dos cosas al mismo tiempo.
Una vez dados de alta los pacientes que han sufrido el temido coronavirus pueden padecer secuelas graves. Una de ellas es la posibilidad de sufrir una trombosis, especialmente en las piernas o pulmones. Las personas que han padecido la enfermedad tienen un alto riesgo de oclusiones arteriales y venosas trombóticas según han concluido varios estudios científicos recientes. El culpable de ello es un anticuerpo que afecta a la mitad de los pacientes, aunque es más probable en pacientes hipertensos, diabéticos y obesos.
Trombosis y vacuna de AstraZeneca
La Agencia Europea del Medicamento (EMA) ha reconocido la relación entre la vacuna de AstraZeneca y la formación de trombos en casos muy raros, concretamente un caso entre 100.000 personas vacunas. Todo esto ha provocado alarma social en diferentes países, especialmente de la Unión Europea y cierta incertidumbre en algunos gobiernos. En España recientemente se ha parado la administración de esta vacuna a las personas menores de 60 años, pues son los menores de esta edad los que copan la mayoría de los casos de trombosis, los cuales a su vez son muy raros, como veremos a continuación. Por su parte, en Reino Unido se administrará la segunda dosis a los que ya hayan recibido la primera y no hayan experimentado ningún efecto secundario relevante.
Por su parte, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) recientemente ha comunicado un informe que considera que su administración “no produce un aumento del riesgo global de acontecimientos trombóticos”.
Ambos organismos consideran que el caso de trombosis notificados tras la vacunación es menor que el número de estos acontecimientos que se presentan en la población general, por lo que no se considera que la administración de esta vacuna se asocie a un aumento del riesgo de sufrir una trombosis.
Actualmente se está investigando si hay personas con mayor predisposición a sufrir de trombosis tras la administración de la vacuna, como se creía de las mujeres menores de 60 años. Aunque, por el momento, no hay evidencia suficiente para llegar a unas conclusiones firmes, descartar nada o establecer unos factores de riesgo concretos. Lo que sí ha tratado la EMA es de ofrecer una hipótesis sobre la formación de coágulos sanguíneos con un nivel bajo de plaquetas: podría deberse a una respuesta inmunitaria alterada que algunas personas podrían generar tras recibir la vacuna. Esta respuesta autoinmune sería el principal responsable del efecto adverso de la vacuna, aunque aún se está a la espera de resultados, también para saber qué componente de la fórmula generaría esta reacción autoinmune. Tendremos que esperar a las conclusiones de los diferentes estudios que se publicarán en los próximos meses.
A día de hoy nos quedamos con el hecho de que se tratan de casos pocos comunes, tal y cómo apuntan los principales organismos sanitarios. Según el presidente de la Sociedad Española de Trombosis y Hemostasia apunta que “hay mil veces más probabilidades de morir por Covid19 que de sufrir un trombo al vacunarte”. La EMA considera que el efecto secundario de la vacuna es “claramente inferior al de tener las complicaciones por tomar ibuprofeno”.
A día de hoy las autoridades sanitarias consideran que la vacuna de AstraZeneca tiene un perfil de beneficio mayor que el riesgo, así que no ven ninguna razón para dejar de suministrarla.
Desde RS7 recomendamos encarecidamente que consulten periódicamente las directrices sanitarias que se van publicando regularmente en relación a la incidencia de la pandemia de la COVID19. En caso de duda, deben consultar a un médico, farmacéutico o acudir a los canales de información habilitados a tal efecto por el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social o por las propias comunidades autónomas.
Información actualizada a 11 de abril de 2021