Qué son las contracturas y contracciones musculares

Una contractura muscular es una contracción involuntaria, duradera o permanente de uno o más grupos musculares. Esto se suele producir al realizar un esfuerzo. La contracción ocurre cuando las fibras musculares se tensionan en sí mismas o se acortan o estiran.

Los síntomas suelen ser abultamiento, inflamación de la zona, dolor y alteración del funcionamiento normal del músculo. Muchas veces y de manera coloquial nos referimos a esta hinchazón o abultamiento como “nudo”.

que son las contracciones musculares

Tipos de contracturas musculares

Las contracturas musculares se pueden sufrir a cualquier edad, aunque suelen ser más comunes en varones jóvenes que practican deportes y tienen una edad media de 20 años, ya que tienden a ser más competitivos y a sufrir mayor carga tensional.

Veamos los tipos de contractura musculares:

  1. Postraumáticas o defensivas: Son aquellas que se producen tras un golpe o impacto. La musculatura tiende a contraerse como mecanismo de protección. En este grupo se incluirían las contracturas cervicales. Se caracterizan por su rigidez y dolor intenso, pero se suelen superar en máximo 72 horas.
  2. Posturales: Se producen de forma lenta y progresiva y son debidas fundamentalmente a la reiteración de una mala postura a lo largo de un periodo determinado de tiempo. Suele ir asociada a trabajos que requieren largos periodos de tiempo en la misma posición o a una inadecuada ejecución en el entrenamiento, especialmente de fuerza. No suelen ser muy dolorosas, excepto cuando se propaga a grupos de músculos cercanos.
  3. Por hipotonía: Aparece cuando un músculo está débil y le exigimos una contracción más fuerte, por lo que se produce la contractura para evitar la rotura de las fibras. Suele estar vinculada a la práctica deportiva.
  4. Por deshidratación: No suelen ser de carácter grave y se deben principalmente a la deshidratación del músculo y a la acumulación de sustancias tóxicas (por ejemplo, tras una ingesta elevada de alcohol). Suelen producir rigidez y dolor que se acentúa con el movimiento, así como migraña o sensación de vértigo o mareo.

 

¿Y las contracciones musculares?

Por otra parte, veamos los diferentes tipos de contracciones musculares:

  1. Isotónicas: Se producen cuando las fibras musculares se contraen y modifican su longitud. Son las más usuales en la práctica deportiva o en la vida diaria. Hay dos tipos diferentes:
    1. Isotónicas concéntricas: El músculo genera una tensión y este a su vez se contrae, produciendo un movimiento. Esa tensión es capaz de superar una resistencia, produciendo un acortamiento y posterior movilización de una parte del cuerpo venciendo dicha resistencia. Esto sucede sólo cuando la fuerza máxima de contracción de un músculo excede la carga total del mismo.
    2. Isotónicas excéntricas: Son aquellas en las que los extremos del músculo se alejan a medida que la fuerza externa va venciendo a la generada por la acción contráctil. Tales contracciones desaceleran las articulaciones musculares y pueden alterar la posición de la fuerza de carga.
  1. Isométricas o estáticas: Son aquellas en las que no varía la distancia de los extremos del músculo que se está contrayendo, es decir, permanece estático, no se acorta ni se alarga, pero sí genera tensión.
  2. Auxotónicas o ecocéntricas: Son aquellas en las que el músculo combina en la acción la actividad isotónica e isométrica. Esto tiene como resultado una forma de contracción muscular en la que el nivel de tensión con la que se activa el músculo va a variar a lo largo de toda la contracción.

Este tipo de contracciones auxotónicas se van a producir cuando la fuerza del músculo trata de vencer la resistencia a la elongación longitudinal de un material elástico (muelles, gomas, etc), la cual provoca un cambio transitorio en su forma que desaparece en el momento que desaparece la fuerza externa que lo deforma.

  1. Isocinéticas: Se realizan siempre a una velocidad constante regulada y se desarrolla máxima durante todo el movimiento. Son comunes de aquellos deportes en los que no se necesita generar una aceleración en el movimiento.

tipos de contracturas musculares

Primero de todo, identifica la causa de la contractura muscular

Las causas pueden ser muy variadas, las más comunes son:

  • Realizar un sobreesfuerzo físico con una postura o ejecución inadecuada.
  • Forzar nuestros músculos y mantenerlos a mayor presión de lo que están acostumbrados. Esto afecta sobre todo a los individuos sedentarios.
  • Padecer estrés emocional o psicológico, pues afectan al sistema nervioso y provocan notable rigidez y tensión muscular, especialmente en las cervicales.
  • Una insuficiente hidratación muscular. Es fundamental proveer de agua, potasio, magnesio, glucosa y sodio a nuestras células musculares.
  • Practicar un deporte de impacto.
  • Con la edad los músculos pierden capacidades y fortaleza.

Evita que se repita

A continuación, os damos algunos consejos para prevenir las contracturas musculares:

  • Cambiar de postura continuamente para evitar largos periodos de tiempo sentados o de pie. Realizar muchos estiramientos es primordial.
  • Realizar calentamientos previos a la práctica deportiva o de un esfuerzo físico.
  • Luchar contra la obesidad y el sedentarismo de manera progresiva, practicando deporte en intensidad moderada al menos tres veces a la semana y llevando una dieta equilibrada.
  • Acudir a fisioterapeuta de forma regular para la realización de masajes relajantes, optimizar la circulación de la sangre y eliminar toxinas.
  • Realizar baños de contraste, es decir, alternando frío y calor.
  • Evitar el estrés y dormir las horas necesarias de sueño.
  • Conocer la postura correcta para levantar peso.
  • Aprender técnicas de control emocional como la meditación guiada o el mindfulness.
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Zumo natural para luchar contra la contractura muscular

Por último, os recomendamos este batido natural de fácil preparación, pues sólo debemos mezclar en una licuadora los siguientes ingredientes:

  • Media piña.
  • Una pera.
  • Una naranja.
  • Un limón o lima.
  • Dos tallos de apio.
  • Cinco gramos de jengibre en polvo o rallado.
  • Media cucharadita de cúrcuma.
  • Un plátano de Canarias.
  • Un toque de sal y de azúcar moreno.

Se puede conservar en la nevera y lo ideal sería consumirlo inmediatamente, el mismo día de su preparación, y en ayunas.

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