
Es una enfermedad crónica muy común. Se estima que más de 242 millones padecen esta patología en todo el mundo. Se trata del desgaste y pérdida gradual de cartílago. Esto hace que los huesos se rocen entre sí y comiencen a desgastarse. Esto derivaría en una inflamación local y dolor. El roce prolongado producirá malformaciones en las articulaciones. Tengamos en cuenta que el cartílago es fundamental para evitar golpes y amortiguar los movimientos, pues protege al hueso.
Normalmente la artrosis se localiza en la columna cervical y lumbar, algunas articulaciones del hombro, la cadera, la rodilla y la articulación del comienzo del dedo gordo del pie.
Esta enfermedad no sólo es causante de dolor, sino que también está asociada a la diabetes, enfermedades cardiovasculares o hipertensión. Una mala evolución de la artrosis puede derivar en una falta de movilidad, incapacitando a los que la sufren a hacer muchas de las tareas rutinarias.
Como ocurre con todas las enfermedades, el diagnóstico precoz es fundamental para comenzar un tratamiento lo antes posible.
Síntomas
Poco a poco van apareciendo pequeños síntomas como leves crujidos o dolores y molestias aisladas. Esto irá en aumento con el paso de los años. Los principales síntomas son:
- Dolor: es un tipo de dolor mecánico articular, que mejora con el movimiento, pero empeora tras esfuerzos o actividad prolongada. Cuando la enfermedad está más avanzada, también afecta estando en reposo.
- Chasquidos: sobre todo ocurre al mover la articulación tras un periodo de descanso y se debe al roce del extremo de los huesos.
- Rigidez articular.
- Deformidad: aparece con el tiempo, de forma progresiva y suele afectar más a manos y pies.
- Incapacidad funcional.
- Inflamación: es frecuente que la articulación de se inflame y se produzca acumulación de líquidos (edema).
Factores de riesgo
No es una patología de carácter hereditario, pero sí tiene un componente genético que puede ayudar a que aparezca esta enfermedad con más facilidad. Los factores desencadenantes más importantes son los siguientes:
- La edad, se incrementa el riesgo a partir de los 50 años.
- El exceso de ejercicio y su mala ejecución puede ser causa desencadenante entre personas jóvenes. Sobre todo, hay que prestar especial cuidado al levantamiento de pesas, siempre contando con la supervisión de un instructor cualificado. Las malas posturas y los excesos repetitivos pueden desgastar los ligamentos y hacer que la articulación se resienta a medio plazo.
- El sobresfuerzo derivado de algunas profesiones o disciplinas deportivas.
- La obesidad es un factor importante en el desarrollo de esta enfermedad, especialmente en la columna lumbar, las caderas y las rodillas. A mayor peso, más tienen que aguantar las articulaciones y más rápido se desgastan.
- Menopausia, la disminución de los niveles de estrógenos es un factor de riesgo para su desarrollo.
- Haber sufrido traumatismos o fracturas previamente.
¿Cómo prevenir la artrosis?
A continuación, vamos a enumerar una serie de recomendaciones que servirán para retrasar la aparición de la enfermedad:
- Perder peso, sobre todo, para la artrosis en la rodilla es crucial. El sedentarismo es la base de muchas enfermedades.
- La actividad física. Realizar ejercicio moderado varias veces a la semana ayudará a fortalecer nuestra musculatura y evitará que perdamos consistencia, fuerza y elasticidad.
- Ejercitar la articulación afectada, por ejemplo, realizar ejercicios suaves de la zona lumbar. La práctica de ciertas disciplinas como la natación, yoga o pilates son especialmente recomendadas.
- La alimentación también juega un papel importante en la lucha contra las enfermedades degenerativas. Es recomendado la ingesta de vitaminas A, C y E, así como de ácidos grasos omega 3. Evitar un exceso de carbohidratos y controlar los azúcares es también importante.
- Dormir bien. Una mala calidad del sueño puede repercutir en ansiedad y en una bajada de las defensas que desgaten nuestro sistema inmunológico. Es fundamental dormir un mínimo de siete u ocho horas diarias. Y que las horas de sueño sean de calidad, pues servirán como reparadores de nuestro cuerpo. Un buen colchón y una almohada adecuada es una de las mejoras inversiones que se pueden hacer para la salud. Nuestro colchón debe ser firme y la almohada debería contar con un apoyo óptimo para las cervicales.
- No pasar mucho tiempo sin cambiar de posición, ya sea sentado o de pie. Importante para aquellos que se pasan sus jornadas laborales delante de un ordenador o de cara al público. Una mala postura puede sobrecargar la articulación y que ésta se desgaste más rápido. Evitar sillones y sillas muy bajos.