Como preparador físico y entrenador personal siempre intento que todos mis clientes consigan sus objetivos en el menor tiempo posible y evitando al máximo ejercicios potencialmente lesivos, y la propiocepción siempre está dentro de mis planes de entrenamiento para completar casi cualquier objetivo.
Puede que en muchas ocasiones hayas escuchado hablar del término propiocepción y no sepas muy bien lo que es o a qué se refiere exactamente. En este escrito vamos a explicar ese concepto, los beneficios que aporta para cualquier persona que quiera complementar su actividad deportiva o simplemente darle a su cuerpo un estímulo muy beneficioso tanto a nivel deportivo como de salud.
¿Qué es el sistema propioceptivo?
El sistema propioceptivo es el sistema mediante el cual, el cerebro recibe la información sobre la posición y el movimiento de las partes del cuerpo entre sí y en relación a su base de soporte, este sistema nos protege ante un estiramiento excesivo del músculo o ante una tensión brusca en las fibras músculo-tendinosas.
“Propio” significa de uno mismo y “cepción”, alude a la consciencia. Es decir, la “consciencia de lo propio”: la consciencia de la propia postura corporal con respecto al medio que nos rodea.
Cuando hablamos de entrenamiento propioceptivo estamos refiriéndonos, por tanto, a un entrenamiento más bien neuromuscular en el que el deportista podrá potenciar esa toma de consciencia y de sensibilización de las estructuras musculares, articulares, tendinosas y óseas. Son muchos los estudios que han demostrado que el entrenamiento propioceptivo provoca un descenso en las lesiones de los deportistas.
Entrenando la propiocepción mejoraremos lo que conocemos como ‘reflejos’ y tendremos la capacidad de ser más ágiles. La coordinación y el equilibrio se potenciarán notablemente y seremos capaces de reaccionar más rápido ante una señal visual o auditiva, responderemos con mayor eficacia a los gestos deportivos específicos de cada modalidad mejorando la fuerza y velocidad de reacción.
¿Qué ejercicios lo componen?
Los ejercicios que componen un entrenamiento de propiocepción son los que se realizan en situación de inestabilidad, ya sea aguantado el equilibrio con una pierna o sobre superficies inestables como cojines en el suelo, fitball, din-air, bossu, balón medicinal, plato basculante, etc. Como todo entrenamiento los esfuerzos deben ser adaptados a las necesidades individuales de cada persona o dependiendo la fase de la recuperación.
El entrenamiento propioceptivo debe ir dirigido tanto a la parte inferior como superior y por supuesto a la zona media “core”. Se sabe que, al trabajar cualquier zona corporal en situación de inestabilidad, se reclutan muchas más fibras musculares debido al reequilibrio que el propio ejercicio solicita y al que esta sometido el cuerpo, al realizar posiciones de equilibrio en situaciones con más o menos estabilidad estamos “activando” este conjunto de sistemas de manera subconsciente, rápida y refleja.
Dado todos los beneficios que tiene este tipo de trabajo podría ser realizado por cualquier persona a cualquier edad y a todas las disciplinas deportivas, es ampliamente recomendable para todos.
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