Combatir el estrés

El estrés es una sobrecarga emocional en el individuo, que se puede representar por medio de un conjunto de reacciones fisiológicas que se activan cuando una persona sufre un estado de tensión nerviosa importante. Es muy común teniendo en cuenta la sociedad tan competitiva en la que vivimos y los ritmos de vida acelerados propios de las ciudades.

Síntomas y tipos de estrés

El estrés suele ser la reacción de nuestro fisiológica de nuestro organismo para afrontar una situación que percibimos como amenazante o de demanda incrementada. Es el modo que tenemos de responder a un desafío. Tiene efectos positivos y negativos.

Como positivo (“estrés normal”) es que nos mantiene alerta y motiva nuestra acción ante una situación de amenaza o de alta demanda. Por ejemplo, el estrés nos ayuda a afrontar la preparación de un examen o la realización de una tarea de trabajo de gran importancia, exigencia o precisión. En estos casos nuestro pulso y respiración se aceleran, las pupilas se dilatan, los músculos se preparan y el cerebro consume más oxígeno. Este tipo de respuesta también nos puede ayudar a huir de una situación de peligro o a salvar la vida de una persona.

El estrés se convierte en negativo cuando se prolonga en el tiempo o se sufre de forma continuada y descontrolada. En este caso se puede hacer crónico (“estrés patológico”), si la causa de éste es constante o si persiste la respuesta una vez el peligro ha pasado. Esto puede provocar secuelas en el sistema inmunológico, nervioso, digestivo, de sueño y reproductivo. A medio-largo plazo puede ser la causa de enfermedades graves o de trastornos psicológicos como la ansiedad o depresión. También es el causante del aumento del nivel de cortisol en la sangre.

tipos de estrés

Hay varios tipos de estrés, algunos de los más comunes son los siguientes:

  • Estrés post-traumático: es el que se sufre tras un episodio o experiencia aterradora, como por ejemplo una violación, accidente de tráfico, pérdida de un ser querido o tras sufrir un desastre natural. Los niños son los más vulnerables a este tipo de estrés.
  • Estrés laboral: se produce cuando la exigencia del trabajo que desarrollamos es muy alta o superan nuestros recursos o capacidades. Suele haber presente una sobrecarga de demandas o un nivel alto de presión que nos sobrepasa. Cuando se sufre de forma puntual puede ser positivo, pues nos prepara para la realización de una tarea importante. El problema surge cuando se convierte en algo rutinario y que afecta a nuestras relaciones personales o descanso diario.
  • Estrés sentimental: cuando está relacionado con nuestra vida familiar o de pareja. Es usual en aquellas relaciones de pareja “tóxicas” o “destructivas”, por ejemplo, cuando hay maltrato psicológico o físico o carencia afectiva.

El dolor de las articulaciones debido al estrés

Cuando sufrimos de estrés todo nuestro cuerpo se ve afectado. Las articulaciones y músculos no son una excepción. 

Nuestros músculos, vértebras y articulaciones se sobrecargan ante la acción del estrés causando contracturas, rigidez o inflamaciones. Es importante que acudamos a un médico o fisioterapeuta para su correcto diagnóstico y tratamiento personalizado.

El cuerpo y la mente están directamente conectados. Si una persona sufre estrés emocional, esto va a causar molestias musculares o articulares. Muchas personas somatizan esta situación mediante malestar general y dolores. A algunos les afecta a la espalda y a otros a las cervicales.

Los síntomas somáticos más frecuentes son dolor de espalda, mareos, dolor en las extremidades, gases, dificultad para respirar, palpitaciones y taquicardia, dolor articular, cefaleas, dolor en el pecho y náuseas. Muchas personas pueden sufrir uno o varios de estos síntomas a la vez.

dolor de las articulaciones

Cómo combatir el estrés

La realización de masajes, práctica de meditación o yoga, baños relajantes, etc… pueden ayudar muchísimo. 

Algunas recomendaciones son:

  • Sea paciente consigo mismo. Lo importante es ser consciente del problema y ponerse en movimiento para solucionarlo. Esto requiere tiempo y paciencia, sobre todo si hay recaídas.
  • Aprenda a meditar o poner la mente en blanco. Es importante aprender a utilizar herramientas para que nuestra mente descanse o sencillamente vivir el presente. Hay técnicas bastante útiles en este sentido como la meditación o mindfulness. 
  • Dedíquese tiempo. Buscar tiempo libre para uno mismo, sin pretensiones ni objetivos es fundamental en estos casos. Un baño relajante, un paseo por la orilla del mar o por el campo. O simplemente descansar y no hacer nada.
  • Cuidar la alimentación. Es un buen momento para llevar una dieta equilibrada y rica en alimentos que aumenten nuestros niveles de serotonina: pollo, pescado, huevos, tofu, calabaza, nueces, plátanos, soja, alubias, lentejas, salvado de trigo, piñones y, no podía faltar, un buen chocolate negro.
  • Evitar malos hábitos como el consumo de alcohol, especialmente destilados, o el tabaquismo.
  • La práctica moderada de deportes para descargar las tensiones: natación, running, baloncesto, surf, tai-chi, etc… Todo lo que nos mantenga activos y ayude a mejorar nuestra autoestima.
  • Intentar llevar un horario diario, especialmente en lo que se refiere a cuidar el sueño. Ayuda tomar una infusión relajante antes de ir a la cama. Es muy importante para nuestra salud que al menos durmamos 6 – 7 horas.
  • Rodearse de personas que nos quieren y apoyan. Evitar a aquellas personas negativas y tóxicas.
  • Llenar la rutina de cosas positivas, por ejemplo, música alegre, novelas de superación personal o películas que nos hagan reír.

Pero, la clave es comprender que la solución está dentro de cada uno de nosotros. Podemos paliar los síntomas físicos, pero debemos tratar la fuente del problema, el origen del estrés. Por ello, es una buena alternativa acudir a un psicólogo que nos ayude a afrontar el problema, que nos enseñe las herramientas necesarias para romper el círculo vicioso de la ansiedad, “esa pesada bola de nieve que se retroalimenta” que es el estrés.

Actitud positiva y acción. Es importante que actuemos cuanto antes y luchemos contra el estrés, pues éste se hace fuerte con el tiempo. 

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