Es un dolor muy común que sufren muchas personas. Todos hemos padecido dolor de espalda alguna vez en la vida. De hecho, supone una de las causas más usuales de baja laboral.
Puede ir desde una pequeña molestia constante hasta un repentino dolor súbito e intenso que nos imposibilite el movimiento. El dolor de espalda agudo suele durar algunos días o semanas. Se considera que el dolor de espalda es crónico cuando dura más de tres meses.
Tipos de dolores de espalda
Te invitamos a conocer más sobre sus tipos y causas. Dependiendo de su causa suele clasificarse en dos tipos fundamentales:
- Dolor de espalda mecánico: Es el tipo más frecuente y puede surgir a cualquier edad. Suele ser un dolor “sordo” en forma de “golpes rítmicos constantes”. No suele venir acompañado de rigidez matinal y no dura más de media hora. Es habitual que se trate del resultado de una distención muscular o traumatismo. La lesión también puede producirse al levantar un peso excesivo. Por otra parte, entre las causas de este tipo de dolor se encuentran las siguientes: esguince o distención lumbar, deformación congénita, hernia discal, artrosis de la columna vertebral, fractura vertebral o enfermedad discal degenerativa.
- Dolor de espalda inflamatorio: Lo sufren aproximadamente una de cada veinte personas y suele aparecer antes de los 40 años. Este tipo de dolor no mejora con el reposo, sino con la actividad y el ejercicio. Suele haber rigidez matutina que dura más de 30 minutos. Tiene un comienzo gradual, puede alternarse en las nalgas y hacerse notar por las noches. A menudo se confunde con el dolor de espalda mecánico, por lo que es importante acudir al médico lo antes posible para tener un diagnóstico correcto y plan de recuperación personalizado. Este tipo de dolor puede durar más de tres meses.
Factores de riesgo
Cualquier persona puede sufrir dolor de espalda, pero hay una serie de factores que incrementan el riesgo de padecerlo:
- La edad: Es más común a partir de los 35 años.
- Falta de ejercicio físico: si los músculos son más débiles, hay mayor probabilidad de sufrir dolor de espalda.
- Levantar objetos pesados, especialmente si no lo hacemos con una postura correcta.
- Enfermedades o traumatismos pueden producir dolor de espalda.
- La obesidad: tener sobrepeso no nos hace ningún bien a nuestra salud, sobre todo a nuestra espalda pues tensa en demasía los músculos de esta zona. Es importante que sigamos una dieta saludable y hagamos ejercicio físico moderado al menos tres veces por semana.
- Tabaquismo, pues reduce el flujo sanguíneo a la columna vertebral, evitando la entrega de suficientes nutrientes a los discos de la espalda.
Consejos para prevenir el dolor de espalda
La principal recomendación que podemos hacer es aprender a tener una correcta postura tanto si trabajamos sentados delante de un ordenador como si es levantando peso.
Es sumamente importante que mantengas tu espalda siempre erguida, sin encorvarte, conservando una posición pélvica neutral. Cambia tu posición con frecuencia, no es saludable estar en la misma postura durante más de 30 minutos. Al levantar peso, es necesario flexionar las rodillas y mantener la espalda recta. Si por trabajo se debe levantar constantemente objetos pesados, se puede recurrir a utilizar una faja protectora especial para estos casos.
Debemos huir de los movimientos repetitivos para no sobrecargar zonas concretas. También es positivo realizar continuos estiramientos suaves.
También es aconsejable, sobre todo a partir de los 35 años, hacer ejercicios físicos para fortalecer los músculos y la flexibilidad de la espalda y caderas. Es importante que consultes con un entrenador o preparador físico que te pueda enseñar los ejercicios y su correcta ejecución.
Camina diariamente o haz natación. El movimiento es vida. Muy saludable en verano es dar un relajante paseo con los pies descalzos por la orilla de la playa. Además, es importante controlar el uso de calzado con tacón o los bolsos o mochilas con mucho peso.
A la hora de dormir es importante contar con un colchón firme, de calidad y una almohada no muy alta en óptimas condiciones. La mejor postura para dormir es boca arriba colocando una almohada entre las rodillas.
Practicar yoga o pilates también suele prevenir el dolor de espalda. Y, por supuesto, darnos masajes de forma regular también nos puede ser de gran ayuda.
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